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5.3.13





La Copa del Rey (y sus semejantes en otros países) debería ser la seña de identidad de los lugares en los que se celebra. Al fin y al cabo las ligas nacionales son las que te marcan el ritmo, pero todos los países tienen una y son iguales entre sí salvo varios detalles. Luego están las competiciones europeas a las que van los mejores clasificados de las ligas nacionales, pero son eso, competiciones a nivel internacional. Pero la Copa del Rey (y semejantes) debería ser el sello, un motivo de alegría, de fiesta para aficionados y equipos.

En España la Copa del Rey se ha maltratado por todos. Desde el principio de la competición parece que el torneo estorba en medio de un calendario con encuentros nacionales e internacionales. Una competición que en ocasiones parece clandestina y que no te das cuenta ni en qué fase estás.

El problema ya empieza desde el principio. Primero compiten los equipos de las ligas inferiores, no vaya a ser que algún San Roque elimine a un Real Madrid y se te fastidie el invento. Después en fases posteriores se van uniendo los equipos de segunda y de primera división. Después está el problema del calendario. Apenas encuentran semanas libres de competición para poder colocar los partidos y acaban poniendo un mes entero con partidos de la Copa del Rey y pueden pasar dos o tres meses entre los encuentros restantes.

Luego llega el problema de los horarios, partidos entre semana a las 22 horas de un martes, un miércoles o incluso un jueves que hacen que apenas vaya afición a los campos ya que al día siguiente hay que trabajar o estudiar y en meses en los que precisamente calor no hace y en muchas ocasiones la temperatura que marcan los termómetros baja de cero grados.

Cuando por fin llegas a la final de la competición te encuentras con que no tienes sede para acogerla y empieza el problema entre los dos equipos, que si tu quieres este estadio y yo este otro, que si antes jugamos aquí y ahora toca allí, que si como tú eres el equipo grande te van a hacer a ti caso…

Yo, desde mi humilde posición, propongo una serie de soluciones. Solución uno, sorteo de la competición vamos a poner que en junio, para que los responsables se vayan tranquilamente de vacaciones. Cuando acabe la temporada se reúnen un ratillo y lo apañan. Sorteo puro y duro con todos los equipos de las competiciones.

Solución dos, los partidos, TODOS, a las 20:45, como la Champions y la Europa League, y como mucho repartidos en dos días, martes y miércoles. Se acabó lo de esparcir los partidos en tres días y en doscientos horarios distintos. Todos juntitos y en dos días es sufienciente para que el aficionado sepa cuando juega su equipo y a que hora y no volverse loco.

Solución tres, eliminatorias a partido único. Nada de partidos de ida y vuelta. Según el sorteo dependiendo del orden en el que aparecieran los equipos emparejados sería el equipo local el primero en aparecer y en segundo lugar el visitante. Los beneficios que se sacarían de la taquilla se reparten entre los dos equipos y a jugar. De esta forma se reducirían el número de encuentros y se colocarían de forma más cómoda en el calendario.

Solución cuatro, en la misma reunión de junio establecer una sede. En este punto hay dos opciones. La primera sería una sede fija para siempre. Lo lógico es que esa sede estuviera en Madrid, al encontrarse geográficamente en el centro aproximádamente y así beneficiar el traslado de aficionados de los extremos del país. Si se prefiere que cada año sea una sede diferentes se podría dejar a los equipos que presentasen su estadio de forma voluntaria, o si no, que los responsables eligieran la sede de modo aleatorio.

De esta forma la Copa del Rey se vería como algo serio y organizado. De cara a las aficiones sería un motivo para acercarse a sus clubes, un motivo de fiesta para ciudades pequeñas que podrían recibir a los equipos grandes y en el que las sorpresas podrían ser más habituales.


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