En un época en el que todos los fichajes que se realizan llevan la coletilla "desde pequeño soñaba con jugar en este equipo", aunque muchos dudáramos de si conocía la historia de ese club 5 años atrás, aparece un joven catalán de 24 años que no ha dicho la famosa y populista pero que todos se la adivinábamos. Por primera vez en mucho tiempo, el signo de besarse el escudo no me ha parecido el típico acto de querer meterse a la gente en el bolsillo.
Tres años le ha costado al FC Barcelona que Cesc Fábregas retornara al equipo catalán. Durante la presidencia de Laporta fueron dos los veranos que el culebrón Fábregas ocupó las portadas e informativos deportivos. No recuerdo cuando fue exactamente pero hay unas declaraciones de Laporta diciendo que ningún jugador que saliera del Barcelona iba a volver, pues con él volvió Piqué y casi vuelve Fábregas. Todo muy en la línea del ex-presidente.
Ha tenido que venir Rosell para que por fin, uno de los hombres más deseados por la afición culé volviera a casa. Rosell y casi 40 millones de euros (entre unas cosas y otras) para un Wenger que sabe apreciar lo que tiene y luchar con lo que haga falta por mantenerlo. Wenger se ha convertido en el malo de la película, aunque desde mi humilde punto de vista ha hecho lo que cualquier entrenador haría si le quieren quitar a su estrella, ¿o no lo haría el Barcelona si le quieren quitar a Messi? ¿O el Madrid con Cristiano? ¿O no lo ha hecho el Atlético con el Kun, del que han tenido que pagar la cláusula?
En una época donde lo que importa es ganar millones, cuantos más mejor, en cualquier ámbito de la vida, aparecen pequeñas muestras de que algunos todavía luchan por lo que quieren de la forma más honrada y correcta posible. Salir con apenas 16 salir de tu casa rumbo a un país nuevo, una ciudad diferente, con costumbres nuevas, idioma nuevo y rutinas nuevas prácticamente solo, es el inicio de un joven que acaba siendo un semi dios en Londres admirado por todos y querido por la afición Gunner. Pretendido por todos los grandes clubes de Europa y parte del extranjero y solo tener la mente puesta en uno, el de toda la vida. En Londres, se ha convertido en la estrella que en Barcelona no habría llegado a ser y vuelve con la ilusión de dar el mejor fútbol que tiene en sus botas hasta la última gota.
Solo espero que todas las ganas que tenían los culés de que volviera a casa se mantengan durante todos los años de fútbol que le queden. Por que ya sabemos como van estas cosas. Cuando uno llega con tanta expectación es muy difícil cumplir las expectativas aunque des todo lo que tienes y más. Y si no haces lo que la gente quiere que hagas y cuando quiere que lo hagas pasas de ser un dios a ser el más común de los mortales o incluso el mismísimo demonio.
Que la luz que consiguió en el Arsenal F.C la mantenga durante sus años en el FC Barcelona.
Fotografías: cadenaser.com
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