Piano piano

España empieza su mundial a 6 partidos con victoria.

Esa es la lectura positiva del partido, encestábamos una victoria y la victoria ha llegado.

Desde el conocimiento de las alineaciones ya se notaba algo. La entrada de Navas y Torres en detrimento de Silva e Iniesta demostró que podemos ser nosotros mismos aunque se cambien la caras de nuestros jugadores. Se gozó de más verticalidad y determinación, con un campo más abierto que ante Suiza. Se llegaba más fácil y con más frecuencia y podría haber supuesto una goleada al combinado hondureño.

Ante la atenta mirada de los familiares de los futbolistas, del presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, e incluso de Zinedine Zidane nuestros hombres demostraron porque hace dos años ganaron la Eurocopa y porque ahora estamos entre las favoritas.

Al inicio del partido se vio un gran juego de la selección. Quizá se debió a la necesidad de la victoria y salieron todos muy mentalizados de que era lo que tenían que hacer. El problema del centro del campo que esta semana se había planteado con la presencia de Busquets, Xabi Alonso y Xavi se resolvió colocando a Busquets como medio centro defensivo más atrasado que sus compañeros, ambos cada uno a un lado haciendo así una línea de tres. Arriba Navas se encargó de las incursiones por la banda derecha mientras que Villa se encargada de penetrar por la izquierda dejando a Torres por su parte que entrará por el centro.

El papel de Torres en el centro del campo fue sencillo, esta vez le tocó el trabajo sucio, el menos vistoso, se tenía que encargar de los defensas para que Villa pudiera entrar desde la izquierda desde donde fue un verdadero dolor de cabeza. De cara al gol, Torres no estuvo fino debido a su inactividad, después de la operación en la rodilla, aunque le sigue faltando dominar ese control al primer toque que en muchas ocasiones haría que el balón acabará dentro de la portería.

La selección hondureña, al igual que Suiza, practicó un fútbol muy sucio con una gran carga de faltas hacia nuestros jugadores que el árbitro se encargó de no sancionar o simplemente no las vio. Fruto de esas faltas apareció un penalti que no se sanciono por mano de Izaguirre y otro en un empujón a Sergio Ramos dentro del área.

Villa cumplió a la perfección su papel arrancando desde la banda izquierda e internando en el centro gracias al hueco que le dejaban los defensas al ir a cubrir a Torres. Como consecuencia de esto a poco más de un cuarto de hora del partido encajó un golazo y todos respiramos mejor.

Con esto las ocasiones de gol se fueron sucedieron una detrás de otra pero ningún balón sería recogido por el portero hondureño de dentro de su portería. Así nos fuimos al descanso con la sensación de que en vez de un 1-0 podría haber sido algo más.

Al comienzo de la segunda parte nuestra selección salió un poco fría y quizá confiada por el gol marcado en la primera parte. Aunque en el minuto 51 Villa se encargó, por fin, de materializar en otro gol las múltiples ocasiones que nuestros jugadores tenían. Con el 2 a 0 en contra de Honduras deshizo su centro del campo con la intención de poder plantarle cara a la selección pero en otro terreno.

Por fin el árbitro pitó un penalti pero Villa no consiguió transformarlo en gol, lo que habría supuesto un Hat trick en su cuenta particular. Con el transcurso de los minutos nuestros jugadores acusaban el cansancio de los primeros minutos y la fuerza se iba perdiendo y con ella la precisión. Ya no había desmarques ni pases al hueco, salvo los jugadores que habían salido (Fábregas, Mata y Arbeloa) todos los demás pedían el balón a los pies y no forzaban un desmarque.

Con esto los minutos iban pasando y se sentía que el trabajo estaba hecho, había que ganar y han ganado. Ahora solo nos queda Chile que a priori era nuestro peor rival. Sabemos cómo hay que jugarles y como no hay que hacerlo. Esperemos que el viernes este país vuelva a vibrar con una selección clasificada para octavos de final de un campeonato mundial de fútbol.

Foto 1: marca.com

Foto 2,3,4,5,6: RTVE